La Badalona a la Trona: la fita del consenso

El pasado 4 de enero fue uno de los días más importantes de la historia de la escalada en nuestro país. El espejismo del consenso británico parece que ya forma parte de nuestro escenario. Han sido muchos años escalando y divulgando una modalidad acorralada por el bolt, del que soy también usuario y del que, sin duda, me dota de ciertas cualidades.

En efecto, la única evolución a la vista, en el contexto actual, está en la consciencia colectiva hacia el medio natural. Como aplicaba Bonnati, el contraste de la vida estresante es una gran fuente de motivación para escalar y explorar. Aquí podemos justificar la masificación pero no la modificación del medio donde llevar a cabo nuestra actividad. Quizás porque  apenas nos queda este vínculo como seres vivos y respetarlo nos podría hacer más partícipes.

Las aperturas que estamos realizando en los cingles de Bertí nos ha llevado a consensuar entre los aperturistas y reequipadores de la vía Badalona a la Trona para que la ruta vuelva al estado natural que tenía antes de ser abierta. La primera ascensión tuvo lugar el 1 de octubre de 1961 por J. Oliveras, F. Ensenyat, J. Estrada y A. Muñoz, fue reequipada, con el permiso de ellos, en los años 90 por P. Vila para hacerse en libre, y, ahora, ha sido desequipada por mí, J. Cuyàs y el mismo P. Vila.



Una línea se abrió en artificial, se transformó e impulsó la escalada deportiva y finalmente está volviendo a su estado natural para ser escalada en tradicional. Un círculo se ha cerrado conteniendo en él cierta sabiduría. Aun así, con los medios de auto-protección modernos, la ruta, prácticamente, sigue conservando su talante clásico A2, 6a.

En el seno del consenso fue envidiable la actitud de unos y otros, y la facilidad con la que soltaron su vía para permitir que evolucionase.

El desequipamiento se realizó intentando reparar las heridas de estos 60 años. Ni que decir tiene que el uso de clavos y demás artilugios punzantes o que precisan del golpeo de un martillo para ser incrustados, destruyen la roca y modifican la amplitud de las fisuras. Nadie estuvo de acuerdo a que se volvieran a utilizar en esta ruta.

Esta acción ha supuesto un gran paso para el tradclimbing en Cataluña, y quizás, quién sabe, un pequeño paso para la humanidad.


La Badalona: la fita del consenso